martes, 17 de mayo de 2011

28. Alexander Bermúdez. (IN) TEMPORAL. Junio 13 de 209

‘Podría decirse en pocas palabras que (In) temporal es primordialmente un tributo a la mujer, así como también un planteamiento estético que va más allá de la idea de simple representación de la realidad por medio de la pintura.

Conocemos bien de los grandes avances en materia de imagen fotográfica, y de su incidencia en el campo de la publicidad, ya que ésta forma de comunicación siempre ha estado en una permanente búsqueda tras el perfeccionamiento, la pulcritud y el impacto visual, para así producir imágenes de una belleza casi onírica, en gran medida “al servicio” de la mujer. Sin embargo, y a pesar de susesfuerzos por lograr individualidad y valor como sujeto social, los medios le han asignado a la mujer un papel de objeto decorativo en el medio publicitario, que por demás tiene un carácter efímero y de poca vigencia.

En (In) temporal, la fotografía publicitaria cumple un papel preponderante, aunque, en cierta medida, las posibilidades técnicas que ofrece son utilizadas en un sentido contrario al utilizado regularmente. En esta obra existe una exploración que muestra una mujer más cercana a la realidad, que no es necesariamente perfecta, si no lo contrario, una imagen-mujer que evidencia sus imperfecciones y los accidentes que le ha entregado el tiempo y el azar, una imagen que ha trascendido la limitada función de ofrecer para vender, y que ahora se instaura en un nuevo medio más acorde con la reflexión y la intemporalidad, que es característico de la obra pictórica.

La belleza a la cual hago alusión es aquella a la que el tiempo le ha dejado huellas, la que lleva visible la marca de su paso, y a la que, sin embargo, no ha logrado quitarle su hechizo.’

Así comenta Alexander Bermúdez acerca de su trabajo, constituido por pinturas de formato medio y grande, en las que sobre la superficie del MDF pinta, raya, burila y raspa, logrando un efecto de envejecimiento y mengua de los rostros de las bellas mujeres pintadas. Establece de esta manera una dialéctica entre lo perfecto y lo deteriorado, con lo que centra su comentario en el carácter efímero que por naturaleza posee la belleza.

Carlos Galeano

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