La muestra que presenta en Casa Imago recoge buena parte de su producción reciente, la cual está articulada bajo un concepto nodal que da cuerpo al título: ‘y todo lo que pudo haber sido’. El deseo se constituye en la materia prima, que deriva en territorios y situaciones de la mente de la fotógrafa, pero que no por ello son inexistentes. De hecho, podría decirse que las imágenes presentadas son la materialización de las comisuras retorcidas de su pensamiento, sus pasiones y sus deseos.
La exposición está configurada por cinco series fotográficas, cada una de ellas referida a sus amores recientes, que bien pudieron haber sido reales o deseados. Sandra Rengifo invoca la colaboración de sus enamorados como modelos situnadolos en el lugar, el tiempo, con la personalidad y el atuendo que su deseo oculto le dicta. Los personajes que resultan de esta labor nada tienen que ver con las personas reales, son la encarnación de un imaginario que tiene sus raíces en una estética gótica y retorcida.

En ‘You Can Hear the Room’ su amado se torna en un monaguillo que habita un mundo de habitaciones oscuras, apenas iluminadas por las tenues luces de las veladoras, un mundo que no obstante su contexto religioso remite más al escenario de la sombra interior, del alter ego reprimido que encuentra un escape a las inclinaciones no permitidas.


El personaje que da cuerpo a ‘The Dress’ nos recuerda el cuento ‘Simón el Bobito’, pues con su perfecto traje escolar, que pareciera apenas haber sido usado, aparece como una alegoría su pensamiento vacío. De allí deviene el texto que lo acompaña: ‘The word in your head still remain unsaid’.

‘The Perfect Drug’ encarna la presencia de un poeta maldito quien se encuentra en pleno ensueño por la ingesta del licor de ajenjo. El personaje remite a una versión masculina de Ofelia, en la que los atributos de belleza se encuentran delicadamente exaltados, al tiempo que su cualidad etérea lo convierte en un objeto inalcanzable.

Carlos Galeano
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