martes, 27 de marzo de 2012

54. Verde que te quiero gris. Carlos Arango Vieira. Marzo 16 de 2012

La fuerte separación que la cultura occidental ha trazado entre la naturaleza y el hombre nos lleva a calificar de absurdo que para ambos pueda existir un diálogo. Bajo esta perspectiva, el lugar común nos indica que la naturaleza está dispuesta, en su pasividad, para que el hombre ejerza dominio sobre ella desde el gesto mínimo de la ‘roza’ -el abrir espacio para el ordenamiento y la acción utilitaria-.

Sin embargo, una mirada pausada nos muestra que la naturaleza no es un ente pasivo. A la acción dominadora del hombre contrapone su respuesta. Como dice Carlos Arango Vieira, ‘la vegetación no cede ante las intervenciones humanas que pretenden contenerla, limitarla, acomodarla. Silenciosamente, a su propio ritmo, imperceptible a la mirada cotidiana de los habitantes, ella continúa, busca salidas, sigue su impulso: ella es’.

Las imágenes de esta muestra evidencian los gestos que una y otro proponen desde su existencia: la naturaleza con su persistencia y lo humano en sus acciones para controlarla. Las fotografías presentadas proponen un segundo nivel de ‘roza’, la utilidad no se medirá ya en términos de eficacia práctica sino en el hallazgo que suscite en los observadores.

Si este sentido metafísico se logra, el poema de García Lorca evocado en el título tendrá otra variación, pues ante la atadura aparecida entre la naturaleza y el hombre no todos cantarán: Bajo la luna gitana, /las cosas la están mirando/ y ella no puede mirarlas.

Carlos Galeano





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