En asocio con la empresa Virtual Art, con la que se había realizado el evento de su lanzamiento meses atrás, se convoca abiertamente al público interesado para hablar y debatir sobre las diversas implicaciones que tiene el coleccionismo del arte.
Se abordan varias temáticas mediante la presentación del asunto general, el relatode la experiencia de Virtual Art y de Casa Imago, y la participación abierta del público asistente.
En principio se pone en la palestra el coleccionismo, su importancia y las formas de construir una colección de arte contemporáneo. Sobre el particular se comenta que como requisito indispensable se encuentra el deseo pulsado en quien adquiere la obra, que se constituye en el motor fundamental, sin el cual ninguno de los engranajes adicionales se pone en movimiento. Este interés particular debe ser incentivado y además se debe procurar por una cualificación del criterio, pues en tanto este elemento exista habrán mayores posibilidades de que la adquisición apunte a obras de calidad que ganarán valor de pieza y valor económico en el tiempo.
Contrario a lo que se pudiera pensar se llega a la conclusión de que el poder adquisitivo constituye un factor secundario, pues existen alternativas sumamente económicas, como cuando el coleccionista se acerca a los centros de producción de arte y se pone en contacto directo con los jóvenes talentos. De esta manera se puede acceder a obras de gran proyección a precios realmente bajos.
Otra opción comentada la constituye la técnica de la obra, pues resulta obvio que los precios de costo de un grabado resultan ventajosos ante los que pueda tener una pintura. De hecho, y a manera de ilustración, Casa Imago muestra que buena parte de su colección está constituida en obra gráfica.
Sin duda, se concluyó, en interés abierto y constante por la adquisición de obra debe mantenerse activo, pues en el lugar y el momento menos esperados se puede presentar una oportunidad extraordinaria, y además el gesto de adquirir obra, por bajo que sea el precio, estimula la producción artística y activa el sector económico en que se mueve el arte.
El conversatorio contó con la presencia de 35 personas, que tuvieron una participación continua mediante preguntas e intervenciones que animaron la discusión.
La (breve) experiencia de Casa Imago
Pensar en una colección de arte puede traer a la mente el imaginario de una enorme inversión de dinero que permite poner bajo un techo común un conjunto destacado de obras de importantes artistas, como si el tener una buena colección de obras fuera privilegio de los museos, de las grandes corporaciones, de los industriales aficionados al arte, o de los mecenas de bolsillos rebosantes de dinero.
Sin embargo, la cotidianidad nos muestra que el gusto que produce la contemplación de una obra del agrado propio, con frecuencia nos aviva el deseo de poseerla. El placer de imaginar la obra en cuestión en la pared de la habitación, o al lado del escritorio, o en el lugar que le consideremos como el apropiado, se sitúa en un nivel elevado, que nos llena de satisfacción y goce renovados y renovadores.
Así, en la adquisición de una obra opera, de un lado, una consideración económica y de otro lado una consideración estética. En el momento en que se logra un balance entre estos elementos se desata el deseo y se logra el placer de la posesión de la obra. Ver la obra en su lugar con frecuencia vale el descorche de un buen vino, o de otro tipo de ceremonia íntima.
Pero las implicaciones de comprar arte no se limitan a estos dos asuntos, pues lo cierto es que en el coleccionismo se ponen en juego diversidad de asuntos, que van desde las estrategias inversionistas, pasando por la obsesión incontrolada, por los referentes que dictan el mercado, los curadores, los críticos, o por las corrientes del arte mismo.
En este conversatorio se propone abrir el tema al escenario de la discusión, a mirar algunas de sus aristas, y a compartir la corta experiencia que sobre el asunto tiene Casa Imago.
Carlos Galeano
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