Muevelopayá es un colectivo constituido por profesionales de las artes escénicas que busca en primer lugar, promover la danza como arte en la ciudad y en segundo lugar, generar propuestas y actividades que fomenten una cultura corporal sana, responsable y creativa. Este colectivo posee un especial interés en la valoración y significación del cuerpo a través de la danza como expresión humana y artística para reflexionar sobre los estereotipos plásticos que están impuestos en nuestra cultura, nuestro país y nuestra ciudad.
Situados en una concepción estética contemporánea, Muevelopayá contribuye en la construcción de la disciplina de la danza como un lenguaje posible de ver, hacer y significar en nuestro contexto. Además propicia su reconocimiento como manifestación humana vital y artística que genera identificación y sentido de pertenencia.
Al momento el grupo está conformado por Ana Elisa Echeverri, Lina María Villegas, Beatriz Vélez, Clara Elena Arango, Carolina Posada, Natalia Cárdenas y Paula Villegas.

Para Casa Imago prepararon un jam de danza que tiene por tema central la cotidianidad de la vida en el hogar que se desarrolla bajo unas premisas previamente acordadas para los participantes; de ahí viene el título entregado. Atendiendo al tema, se adecuaron tres espacios escenográficos diferentes que encarnan así mismo tres espacios de la casa: el cuarto de baño, la cocina y la habitación.
La regla de participación en el jam es simple. Cualquier persona puede bailar pero se espera que el interesado tenga entrenamiento en alguna de las técnicas de la danza. Luego del calentamiento, el participante decide libremente en cual de los escenarios participa, teniendo presente que existe un número mínimo y un número máximo de bailarines en cada escenario y que se debe alternar la presencia en los espacios a fin de garantizar la participación de quienes lo deseen.
El contexto del escenario dicta el tipo de movimiento realizado, buscando una conexión lógica y discernible entre el participante y la característica del espacio en que se encuentra en el momento.

El jam posee una duración inicial aproximada pero su longitud final resulta de la interacción entre los bailarines y entre estos y los músicos invitados. Al igual que en el caso de la danza, para la música no existe una partitura definida pero si unos parámetros que funcionan como estructura para el desarrollo del entorno musical.
El jam funciona entonces como una estructura de participación abierta, en la que interactúan y comparten experiencias los bailarines profesionales, los que están en formación, el público y los músicos que aportan con sus improvisaciones.
Carlos Galeano
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